domingo, 19 de enero de 2014

Capítulo 2: EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO



Smith señala que es la división del trabajo el principal elemento ligado al cambio, es esta el origen de todo aumento en la productividad, pero no concibe el poder pensarla independientemente delo cambio, incluso este sería , para Smith , su causa. De esto se deduce, sin dificultad, que la producción de mercancías, que está inscrita en la naturaleza humana, es la forma única de la vida económica. Ciencia económica=ciencia de producción de mercancías.
Marx niega esta ligazón irrompible y esa inevitabilidad histórica, por lo tanto el foco, si de modelos alternativos se trata, debe ir también hacia el análisis del carácter de las relaciones subyacentes a la forma mercancías. Es decir, a los aspectos cualitativos
El valor de uso no tiene especial interés para Marx – aunque eso no quiere decir que no tenga un papel en la economía política-, de hecho es un requisito del consumo.
Si vivimos en una sociedad en la que el cambio es el método regular de realizar el propósito de la producción social, es solo en calidad de mercancías como los productos tienen valor de cambio.
Es una expresión del hecho de que los productores siempre trabajan para otros, su trabajo tiren pues un estricto carácter social. Entonces para Marx una mercancía es siempre un valor.
Como valor, una mercancía es un rasgo de una forma histórica especifica de sociedad, que se distingue por la división del trabajo desarrollado y la producción privada
Marx consideraba al trabajo como el valor que yace oculto detrás, detrás de las relaciones sociales, se entiende. El trabajo tiene también 2 aspectos, uno correspondiente al valor de uso y otro al valor de mercancía que produce.
Así lo que el valor de uso es al valor en caso de que a mercancías se refiere, el trabajo útil es al abstracto en caso de la actividad productiva. Cuando se dice que el trabajo es la sustancia del valor, se refiere siempre al trabajo abstracto.
Se define el trabajo abstracto de este modo en el sentido de que se pasan por alto todas las características especiales que distinguen un trabajo, una clase de trabajo, de otra, es equivalente, en palabras de Marx, ha “trabajo en general”: lo común a toda actividad productiva.
Esto permite ver con claridad, detrás de las formas específicas y delimitadas de los trabajos, una suma de fuerza de trabajo social que es susceptible de ser transferido a otro uso, según las necesidades sociales .
La Relación de lo Cuantitativo con lo Cualitativo en la Teoría del Valor:
La mercancía es el punto de partida y la categoría central de la economía política de los tiempos que corren ( con valor de cambio y su valor de uso presupuesto, como hemos visto). Sabemos con Marx que este valor de cambio es más bien una “forma fenomenal” detrás de la que se oculta el valor mismo. Entonces la tarea central de la teoría del valor cuantitativo es , considerando el valor como magnitud, investigar las leyes que gobiernan la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes esferas de la producción estando, como estamos, en una sociedad de productores de mercancías.
El error y la fantasía son aceptables, con facilidad, como sentido común, evidente e incuestionable, y sirven incluso para bases de argumentos legitimadores, “científicamente”, del orden social vigente
De esta manera cala una falsa conciencia en la estructura del pensamiento. Se establece una relación desnaturalizada con las relaciones reales de la sociedad. A los ojos de los hombres todo adopta una fantástica forma de relación entre cosas, en niveles amplios y de gran difusión de mercancías es cuando la materialización de las relaciones sociales alcanza dimensiones enormes (condiciones: un capitalismo relativamente avanzado)
De esta manera es la esfera de la producción la que pasa a controlar al hombre y no al revés.
Todo esto tiene estrecha relación y opera en la misma lógica de la importancia de los principios de las ciencias naturales , presupuestos que luego, una vez importados, pasan en las ciencias sociales a naturalizarse mágicamente y así se oculta de manera eficaz, detrás del velo que constituye la producción de mercancías el carácter de clase de la sociedad capitalista.
Así el obrero, por ejemplo, no advierte que su falta de acceso a los medios de producción lo obliga a trabajar en condiciones dictadas por los que son propietarios de los medios de producción en régimen, muchas veces, de monopolio. Encima, en el colmo del disfraz, todo aparece como un mundo equilibrado y entre iguales.

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