El
exterminio existe en la historia de la raza humana desde las más antiguas
sociedades organizadas. En la misma Atenas, la madre de las democracias occidentales,
se llevó a cabo como castigo contra la ciudad de Delos, por no ayudarles en la
Guerra del Peloponeso.
En
principio, no se hizo distinción en la definición de genocidio y crimen contra
la humanidad, hasta que se empezó a entender genocidio como el ataque a un
grupo predeterminado, y no a la población civil en general. El término se
empezó a utilizar políticamente a mediados de los sesenta, pero hasta mediados
de los setenta, cuando Irving Louis Horowitz escribe Taking Lives:Genocide and State power, no era posible encontrar
estudios significativos de la materia.
En
esta obra se hace distinción entre violencia de Estado y asesinato de Estado. A
partir de entonces, le empiezan a suceder numerosos autores, centrándose en la
crítica de la definici´on hecha en 1948 de las Naciones Unidas. Por otra parte,
se comenzó a dar una gran controversia a la comparación entre genocidios, que
sería demagogia para algunos y indignación equivalente para otros. Así, el
autor del libro utiliza como referente a Israël Charny y los elementos que
utiliza para poder llevar a cabo una comparación seria entre genocidios.
En
primer lugar se refiera como necesaria a una definición, donde se debe hablar
de un enemigo no natural, y en ocasiones de un grupo.
Después
hace referencia a la intencionalidad, que lo distingue de la matanza de guerra,
haciendo hincapié en la intención de un exterminio parcial o total.
Estos
nos llevan al ejecutor, que engloba a todo el conjunto, es decir, tanto
líderes, como puestos sin relevancia.
Por
último habla de la puesta en práctica, ya que hay gran variedad en cuanto a
métodos se refiere, mostrando como
ejemplo de todos los métodos posibles, el exterminio de los judíos europeos
llevado a cabo por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, incluso añadiendo a
los genocidios anteriores un nuevo método de asesinato, como son las duchas de
gas.
Aunque
se puede hablar del siglo XX como el siglo de la violencia, donde el genocidio
supera los límites de lo imaginable, el autor nos recuerda masacres que se
dieron en la época colonial.
Durante
éste período, se llevaron a cabo masacres en las sociedades indígenas, pero
también durante el proceso de colonización. Así, el autor, también hace
referencia a los radicales de la teoría de Charles Darwin El origen de las especies, que explican las masacres llevadas a
cabo sobre pueblos indígenas, como consecuencia de la selección natural y la
superioridad racial.
Es a
esa radicalización teórica, a la que atribuye la culpa del pensamiento de
Adolf Hitler, que la descubrió al
mudarse a Múnich en 1913, donde la teoría estaba muy presente.
Fue
en la Primera Guerra Mundial, donde la violencia se podía denominar extrema y
sin precedentes, produciéndose un cambio en el concepto de guerra, por uno más
salvaje y violento, como el que se daba entonces en Europa. La Guerra alcanzó
un carácter revolucionario, y un cambio en la mentalidad de la gente, que no
tuvo otro remedio que acostumbrarse a la violencia de la época, donde
predominaba una cultura de guerra basada en el odio al enemigo.De manera que
como François Furet dijo, tanto
fascismo como bolchevismo fueron en gran medida consecuencias de esta guerra
“Trasladando a la política, el conocimiento adquirido en las trincheras”.
Después,
el autor entra a explicar lo que se conoce como “el primer genocidio moderno”,
el sucedido en Armenia en el año 1915 cuando Los Jóvenes Turcos, Enver, Talat y
Djemal, que dirigían el Comité Unión y Progreso, liquidaron a la mitad de los armenios en El Imperio Otomano.
Este suceso es sometido a dos análisis reduccionistas, el primero explica la
tradición otomana de masacrar a minorías de manera modernizada, el segundo se
resume en la mayor atrocidad que se cometió dentro de La Gran Guerra.
Fue
Abdul Hamid, quién rechazó las reformas favorables a una comunidad armenia ya
debilitada, e hizo del islamismo la religión oficial, afirmando como superior
lo musulmán y el desprecio al infiel, desembocando en la década de 1890 en una
masiva violencia de los kurdos a los armenios de Sassun y más tarde en
Constantinopla, Trebisonda, Van y Egin.
Más
tarde, en 1915, tras la derrota turca en Sarikamish, el gobierno de Estambul
llevó a cabo medidas militares respecto a la población armenia, así a finales
de ese mismo año, ya no había armenios en Anatolia, lo que fue calificado en la
Declaración de los Aliados de “crimen de Turquía contra la humanidad”.
Más
tarde, cuando el conflicto parecía olvidado, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en 1973 lo calificó
como “el primer genocidio del siglo”. Por el contrario, la corriente histórica
turca tiende a la negación del suceso.
El
siguiente apartado, hace referencia a las políticas genocidas que se llevaron a
cabo en la Unión Soviética bajo el poder de Lenin y Stalin.
Fue
en la Revolución de 1905, cuando se comenzó a llevar una política del terror e
incitación al terrorismo para enfrentarse a los zares. También más tarde entre
1918 y 1921, siempre respondiendo a masacres por segregación de clase, el odio
a la clase enemiga, la dictadura del proletariado. Ello fue consecuencia de la
lectura de Lenin y los bolcheviques de Marx, y causa de la posterior
liquidación de los kulaks por parte
de Stalin decidida en 1929, y más tarde, a la hambruna exterminadora en Ucrania entre 1933 y 1932, así como el fenómeno
de los specposelency, es decir,
deportados pertenecientes a un
grupo, de la política de deportación étnica entre 1937 y 1949, como
consecuencia del supuesto anti socialismo perseguido por el NKVD, que fue
denunciada por Jruschov en su informe para el XX Congreso del PCUS de 1956.
A
raíz de esto, diferencia Estado asesino y violencia de Estado, poniendo a la
URSS como ejemplo de Estado que comete actos genocidas, y la Alemania nazi como
Estado genocida.
Así
introduce el tema del exterminio judío en Europa, conocido como “Holocausto” o
“Shoah”, que considera que se ha interpretado de tres formas distintas. En
primer lugar se describe como consecuencia de la persecución antisemita europea
dada durante siglos. En segundo, como la acción del pueblo alemán,
históricamente sobresaliente, del régimen, los dirigentes nazis, los ciudadanos
y las estructuras estatales. Por último, es descrito en un contexto y una
situación política y militar que determinan la masacre. Estos enfoques han
evolucionando, hasta el momento de conjugarse, y dar lugar a un estudio que
presta atención a víctimas, ejecutores y testigos.
En
cualquier caso, se estudia la desaparición de millones de judíos en el período
que transcurre entre 1941 y 1945.
También
habla del enfrentamiento entre dos tesis que se dio durante años, el
intencionalismo , que defendía la solución final como fruto de una
planificación inicial llevada a cabo por Hitler y el funcionalismo, que lo
describe como consecuencia de las necesidades político-militares a partir de
1941. Hoy el debate no es este, sino conocer el inicio de la ideología racista.
También
muestra el error de reducir el la política racista nazi al antisemitismo, ya
que se trataba de una ideología racista global, que abarcaba multitud de
proyectos.
Para
mayor conocimiento de la causa, el autor explica la relevancia para los
historiadores de saber quiénes fueron los protagonistas, y su situación
personal, para poder estudiar las causas biográficas y culturales. Desde esta
perspectiva, se tendría en cuenta
la cultura de guerra citada anteriormente de entre 1914 y 1918, que
explicaría en parte la educación recibida por estas personas, así como de un
posible miedo a la aniquilación alemana.
Por
la magnitud de la masacre, se ha llegado a la conclusión actual de ser un
episodio único e incomparable con ningún otro, lo que según el autor lleva a
una nueva forma de “religión civil”, que exime en ocasiones a los países
occidentales de realizar ninguna reflexión. También, lleva a la jerarquización
de las víctimas de los genocidios del siglo XX, y por último, el riesgo de que
se olvide la capacidad de producirse un genocidio en un contexto histórico
determinado.
Por
último, se nombran los argumentos de la concepción del genocidio judío como
extremo y sin precedentes:
· Único llevado a cabo bajo
razones exclusivamente de ideología.
· Carácter universal en toda Europa, y el mundo
entero si Hitler hubiese ganado la Guerra.
· Se buscó la eliminación del
grupo en su totalidad, sin hacer ningún tipo de distinción.
· Fue la consecuencia de un
desarrollo moderno, un proceo industrial y burocrático.
· El nacional-socialismo y su
régimen, causantes y ejecutores del genocidio, no tiene precedentes.
Una
vez explicado todo esto, se pasa al genocidio, según el autor , impune, que se
cometió en Camboya, entre 1975 y 1979 durante el gobierno de los jemeres
rojos, reconocidos “actos de
genocidio” por la ONU en 1997.
Describe
la eliminación de naturaleza sociológica en la mente de los dirigentes del Angkar,
siendo preciso eliminar el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo
reaccionario.
Las
causas de un enorme número de muertes, como el exceso de trabajo, la
malnutrición o enfermedad, permitieron la adquisición de una selección natural
planificada.
En
1977, se descubrió que el Angkar era el Partido Comunista de Kampuchea, cuando
el secretario general Pol Pot fue
visto en un viaje a China. Los “grandes hermanos”, se camuflaban para ocultar que no eran campesinos como se
pensaba, sino intelectuales afrancesados, de ahí su influencia comunista,
y acomodados.
La
opinión general ha defendido el carácter camboyano del genocidio, consecuencia
de las circunstancias locales y regionales, diferenciándolo del comunismo, lo
que lleva al reproche hacia los Estados Unidos, por el exterminio de un pueblo
por razones estratégicas.
Pero
según el autor, al estudiar detalladamente la masacre y su cronología, se
observa la influencia comunista, reducida a el objetivo de “erradicar el tumor
burgués” de la sociedad jemer.
Destacan
las referencias de Pol Pot en su revolución socialista: el plan estalinista y
el Gran Salto Adelante Chino. El plan cuatrienal de los jemeres rojos en 1976,
era irreal, como dice David Chandler, “ un acto ritual, un rito de paso
destinado a hacer de Camboya un auténtico Estado comunista”.
En
definitiva, se aprecia claramente el comunismo de los jemeres rojos, aunque su
política, fue fruto de las circunstancias sociales y políticas en las que se
habían visto, y citando de nuevo a Chandler, “un fenómeno del siglo XX a la vez
camboyano, comunista e importado. Representaba una amalgama única”.
Por
último, se desarrolla en un capítulo el etnicismo genocida posterior a la
Guerra Fría y el nacimiento de una jurisdicción internacional permanente.
En
primer lugar se analiza la “limpieza étnica” bosnia. El 25 de junio de 1991 se
proclama la independencia de Eslovenia y Croacia, comenzando así la guerra de
Yugoslavia. En las cuasas principales del conflicto, encontramos la limpieza de
sangre del gobierno serbio. El nacionalismo serbio pretendía concentrar a todos
los serbios en un mismo Estado mediante anexiones, así como la eliminación de
los musulmanes del territorio y todo rastro histórico que pudieran dejar, lo
que Mirko Grmek calificó de memoricidio.
También
se realiza una descripción del genocidio de Ruanda en abril de 1994 en Murambi,
donde fueron asesinados más de 50.000 tutsis.
El
senegalés Boucabar Boris Diop, identifica la matanza con el Shoah en Murambi, le libre des ossements, escrito
en el año 2000.
Una
de las características principales de este genocidio, fue la descentralización
en su organización por la participación de la población hutu.
Existen
tres modelos o tesis que explican la tragedia:
1. Considera fundamental el factor
económico, basado en la superpoblación y la consecuente falta de tierras.
2. Le da mayor importancia al perfil
sociopsicológico del perpretador, como actor obediente y conformista por
cultura.
3. Destaca el afán de poder de
la élite hutu, concreatmente de la facción akazu.
El
autor del libro se decanta por la combinación de las tesis, y alude a tres
elementos causantes de los decisivos años de guerra:
· La intensificación de la
división amigo/enemigo.
· La introducción del
multipartidismo por la presión francesa.
· Los Acuerdos de Arusha por la
presión internacional, el 3 de Agosto de 1993, entre Habyarimana y el FPR. Cuyo
tribunal es el único que puede construir una memoria condenando a los
planificadores de la masacre.
Finalmente,
hace una mención a la Corte Penal Internacional, que pone a nuestra disposición
un órgano que busca la garantía de nuestros intereses. Añade que no existen
mecanismos de prevención de genocidio, y su deseo de su existencia en el mundo,
pero que nunca haga falta su uso.