sábado, 8 de febrero de 2014

Bernard Bruneteau EL SIGLO DE LOS GENOCIDIOS: VIOLENCIAS, MASACRES Y PROCESOS GENOCIDAS DESDE ARMENIA A RUANDA


El exterminio existe en la historia de la raza humana desde las más antiguas sociedades organizadas. En la misma Atenas, la madre de las democracias occidentales, se llevó a cabo como castigo contra la ciudad de Delos, por no ayudarles en la Guerra del Peloponeso.
En principio, no se hizo distinción en la definición de genocidio y crimen contra la humanidad, hasta que se empezó a entender genocidio como el ataque a un grupo predeterminado, y no a la población civil en general. El término se empezó a utilizar políticamente a mediados de los sesenta, pero hasta mediados de los setenta, cuando Irving Louis Horowitz escribe Taking Lives:Genocide and State power, no era posible encontrar estudios significativos de la materia.
En esta obra se hace distinción entre violencia de Estado y asesinato de Estado. A partir de entonces, le empiezan a suceder numerosos autores, centrándose en la crítica de la definici´on hecha en 1948 de las Naciones Unidas. Por otra parte, se comenzó a dar una gran controversia a la comparación entre genocidios, que sería demagogia para algunos y indignación equivalente para otros. Así, el autor del libro utiliza como referente a Israël Charny y los elementos que utiliza para poder llevar a cabo una comparación seria entre genocidios.
En primer lugar se refiera como necesaria a una definición, donde se debe hablar de un enemigo no natural, y en ocasiones de un grupo.
Después hace referencia a la intencionalidad, que lo distingue de la matanza de guerra, haciendo hincapié en la intención de un exterminio parcial o total.
Estos nos llevan al ejecutor, que engloba a todo el conjunto, es decir, tanto líderes, como puestos sin relevancia.
Por último habla de la puesta en práctica, ya que hay gran variedad en cuanto a métodos se refiere,  mostrando como ejemplo de todos los métodos posibles, el exterminio de los judíos europeos llevado a cabo por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, incluso añadiendo a los genocidios anteriores un nuevo método de asesinato, como son las duchas de gas.
Aunque se puede hablar del siglo XX como el siglo de la violencia, donde el genocidio supera los límites de lo imaginable, el autor nos recuerda masacres que se dieron en la época colonial.
Durante éste período, se llevaron a cabo masacres en las sociedades indígenas, pero también durante el proceso de colonización. Así, el autor, también hace referencia a los radicales de la teoría de Charles Darwin El origen de las especies, que explican las masacres llevadas a cabo sobre pueblos indígenas, como consecuencia de la selección natural y la superioridad racial.
Es a esa radicalización teórica, a la que atribuye la culpa del pensamiento de Adolf  Hitler, que la descubrió al mudarse a Múnich en 1913, donde la teoría estaba muy presente.
Fue en la Primera Guerra Mundial, donde la violencia se podía denominar extrema y sin precedentes, produciéndose un cambio en el concepto de guerra, por uno más salvaje y violento, como el que se daba entonces en Europa. La Guerra alcanzó un carácter revolucionario, y un cambio en la mentalidad de la gente, que no tuvo otro remedio que acostumbrarse a la violencia de la época, donde predominaba una cultura de guerra basada en el odio al enemigo.De manera que como François Furet  dijo, tanto fascismo como bolchevismo fueron en gran medida consecuencias de esta guerra “Trasladando a la política, el conocimiento adquirido en las trincheras”.
Después, el autor entra a explicar lo que se conoce como “el primer genocidio moderno”, el sucedido en Armenia en el año 1915 cuando Los Jóvenes Turcos, Enver, Talat y Djemal, que dirigían el Comité Unión y Progreso,  liquidaron a la mitad de los armenios en El Imperio Otomano. Este suceso es sometido a dos análisis reduccionistas, el primero explica la tradición otomana de masacrar a minorías de manera modernizada, el segundo se resume en la mayor atrocidad que se cometió dentro de La Gran Guerra.
Fue Abdul Hamid, quién rechazó las reformas favorables a una comunidad armenia ya debilitada, e hizo del islamismo la religión oficial, afirmando como superior lo musulmán y el desprecio al infiel, desembocando en la década de 1890 en una masiva violencia de los kurdos a los armenios de Sassun y más tarde en Constantinopla, Trebisonda, Van y Egin.
Más tarde, en 1915, tras la derrota turca en Sarikamish, el gobierno de Estambul llevó a cabo medidas militares respecto a la población armenia, así a finales de ese mismo año, ya no había armenios en Anatolia, lo que fue calificado en la Declaración de los Aliados de “crimen de Turquía contra la humanidad”.
Más tarde, cuando el conflicto parecía olvidado,  la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en 1973 lo calificó como “el primer genocidio del siglo”. Por el contrario, la corriente histórica turca tiende a la negación del suceso.
El siguiente apartado, hace referencia a las políticas genocidas que se llevaron a cabo en la Unión Soviética bajo el poder de Lenin y Stalin.
Fue en la Revolución de 1905, cuando se comenzó a llevar una política del terror e incitación al terrorismo para enfrentarse a los zares. También más tarde entre 1918 y 1921, siempre respondiendo a masacres por segregación de clase, el odio a la clase enemiga, la dictadura del proletariado. Ello fue consecuencia de la lectura de Lenin y los bolcheviques de Marx, y causa de la posterior liquidación de los kulaks por parte de Stalin decidida en 1929, y más tarde, a la hambruna exterminadora en Ucrania  entre 1933 y 1932, así como el fenómeno de los specposelency, es decir, deportados pertenecientes  a un grupo, de la política de deportación étnica entre 1937 y 1949, como consecuencia del supuesto anti socialismo perseguido por el NKVD, que fue denunciada por Jruschov en su informe para el XX Congreso del PCUS de 1956.
A raíz de esto, diferencia Estado asesino y violencia de Estado, poniendo a la URSS como ejemplo de Estado que comete actos genocidas, y la Alemania nazi como Estado genocida.
Así introduce el tema del exterminio judío en Europa, conocido como “Holocausto” o “Shoah”, que considera que se ha interpretado de tres formas distintas. En primer lugar se describe como consecuencia de la persecución antisemita europea dada durante siglos. En segundo, como la acción del pueblo alemán, históricamente sobresaliente, del régimen, los dirigentes nazis, los ciudadanos y las estructuras estatales. Por último, es descrito en un contexto y una situación política y militar que determinan la masacre. Estos enfoques han evolucionando, hasta el momento de conjugarse, y dar lugar a un estudio que presta atención a víctimas, ejecutores y testigos.
En cualquier caso, se estudia la desaparición de millones de judíos en el período que transcurre entre 1941 y 1945.
También habla del enfrentamiento entre dos tesis que se dio durante años, el intencionalismo , que defendía la solución final como fruto de una planificación inicial llevada a cabo por Hitler y el funcionalismo, que lo describe como consecuencia de las necesidades político-militares a partir de 1941. Hoy el debate no es este, sino conocer el inicio de la ideología racista.
También muestra el error de reducir el la política racista nazi al antisemitismo, ya que se trataba de una ideología racista global, que abarcaba multitud de proyectos.
Para mayor conocimiento de la causa, el autor explica la relevancia para los historiadores de saber quiénes fueron los protagonistas, y su situación personal, para poder estudiar las causas biográficas y culturales. Desde esta perspectiva, se tendría en cuenta  la cultura de guerra citada anteriormente de entre 1914 y 1918, que explicaría en parte la educación recibida por estas personas, así como de un posible miedo a la aniquilación alemana.
Por la magnitud de la masacre, se ha llegado a la conclusión actual de ser un episodio único e incomparable con ningún otro, lo que según el autor lleva a una nueva forma de “religión civil”, que exime en ocasiones a los países occidentales de realizar ninguna reflexión. También, lleva a la jerarquización de las víctimas de los genocidios del siglo XX, y por último, el riesgo de que se olvide la capacidad de producirse un genocidio en un contexto histórico determinado.
Por último, se nombran los argumentos de la concepción del genocidio judío como extremo y sin precedentes:
·      Único llevado a cabo bajo razones exclusivamente de ideología.
·      Carácter  universal en toda Europa, y el mundo entero si Hitler hubiese ganado la Guerra.
·      Se buscó la eliminación del grupo en su totalidad, sin hacer ningún tipo de distinción.
·      Fue la consecuencia de un desarrollo moderno, un proceo industrial y burocrático.
·      El nacional-socialismo y su régimen, causantes y ejecutores del genocidio, no tiene precedentes.
Una vez explicado todo esto, se pasa al genocidio, según el autor , impune, que se cometió en Camboya, entre 1975 y 1979 durante el gobierno de los jemeres rojos,  reconocidos “actos de genocidio” por la ONU en 1997.
Describe la eliminación de naturaleza sociológica en la mente de los dirigentes del Angkar, siendo preciso eliminar el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo reaccionario.
Las causas de un enorme número de muertes, como el exceso de trabajo, la malnutrición o enfermedad, permitieron la adquisición de una selección natural planificada.
En 1977, se descubrió que el Angkar era el Partido Comunista de Kampuchea, cuando el secretario general  Pol Pot fue visto en un viaje a China. Los “grandes hermanos”,  se camuflaban para ocultar que no eran campesinos como se pensaba, sino intelectuales afrancesados, de ahí su influencia comunista, y  acomodados.
La opinión general ha defendido el carácter camboyano del genocidio, consecuencia de las circunstancias locales y regionales, diferenciándolo del comunismo, lo que lleva al reproche hacia los Estados Unidos, por el exterminio de un pueblo por razones estratégicas. 
Pero según el autor, al estudiar detalladamente la masacre y su cronología, se observa la influencia comunista, reducida a el objetivo de “erradicar el tumor burgués” de la sociedad jemer.
Destacan las referencias de Pol Pot en su revolución socialista: el plan estalinista y el Gran Salto Adelante Chino. El plan cuatrienal de los jemeres rojos en 1976, era irreal, como dice David Chandler, “ un acto ritual, un rito de paso destinado a hacer de Camboya un auténtico Estado comunista”.
En definitiva, se aprecia claramente el comunismo de los jemeres rojos, aunque su política, fue fruto de las circunstancias sociales y políticas en las que se habían visto, y citando de nuevo a Chandler, “un fenómeno del siglo XX a la vez camboyano, comunista e importado. Representaba una amalgama única”.
Por último, se desarrolla en un capítulo el etnicismo genocida posterior a la Guerra Fría y el nacimiento de una jurisdicción internacional permanente.
En primer lugar se analiza la “limpieza étnica” bosnia. El 25 de junio de 1991 se proclama la independencia de Eslovenia y Croacia, comenzando así la guerra de Yugoslavia. En las cuasas principales del conflicto, encontramos la limpieza de sangre del gobierno serbio. El nacionalismo serbio pretendía concentrar a todos los serbios en un mismo Estado mediante anexiones, así como la eliminación de los musulmanes del territorio y todo rastro histórico que pudieran dejar, lo que Mirko Grmek calificó de memoricidio.
También se realiza una descripción del genocidio de Ruanda en abril de 1994 en Murambi, donde fueron asesinados más de 50.000 tutsis.
El senegalés Boucabar Boris Diop, identifica la matanza con el Shoah en Murambi, le libre des ossements, escrito en el año 2000.
Una de las características principales de este genocidio, fue la descentralización en su organización por la participación de la población hutu.
Existen tres modelos o tesis que explican la tragedia:
1.     Considera fundamental el factor económico, basado en la superpoblación y la consecuente falta de tierras.
2.     Le da mayor importancia al perfil sociopsicológico del perpretador, como actor obediente y conformista por cultura.
3.     Destaca el afán de poder de la élite hutu, concreatmente de la facción akazu.
El autor del libro se decanta por la combinación de las tesis, y alude a tres elementos causantes de los decisivos años de guerra:
·      La intensificación de la división amigo/enemigo.
·      La introducción del multipartidismo por la presión francesa.
·      Los Acuerdos de Arusha por la presión internacional, el 3 de Agosto de 1993, entre Habyarimana y el FPR. Cuyo tribunal es el único que puede construir una memoria condenando a los planificadores de la masacre.
Finalmente, hace una mención a la Corte Penal Internacional, que pone a nuestra disposición un órgano que busca la garantía de nuestros intereses. Añade que no existen mecanismos de prevención de genocidio, y su deseo de su existencia en el mundo, pero que nunca haga falta su uso.

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